Un impulso de Esperanza para la dignidad de todas las personas
Como en todo nuestro país, Cáritas Diocesana está dedicada a combatir la pobreza, la exclusión social, la intolerancia y la discriminación. Su misión, que encarna el Evangelio de Jesús, es servir a las personas que tienen más necesidades inmediatas, son más vulnerables y están en situación de total marginalidad. A los menos amados.
Actualmente, las líneas de acción se concretan a través de Centros de Encuentro y Cuidado Comunitario; los espacios para las Emergencias; los momentos de Animación comunitaria; espacios educativos; la Economía Social y Solidaria; el equipo de Comunicación; los Barrios Populares; el Abordaje Pastoral y Comunitario de las Adicciones; y la inclusión a través de la Vivienda. También motiva a los jóvenes a participar a través de diversas actividades.
Dado que el propósito es acompañar para que cada persona sea la protagonista de su propio proyecto de vida, Cáritas impulsa capacitaciones en oficios y acompaña la puesta en marcha y desarrollo de emprendimientos productivos ejecutables en el corto plazo. Con este objetivo, articula acciones con diversos organismos estatales y privados (municipios, ONG, ministerios, fundaciones, etcétera). De esta manera, potencia, reconoce y fortalece las habilidades de las personas, y habilita espacios de trabajo que, a quienes asisten, les permite recuperar su dignidad.
Cada acto de caridad –desde la entrega de alimentos hasta el apoyo en situaciones de emergencia– es un reconocimiento de la presencia de Jesús en el más pequeño de nuestros hermanos y hermanas.
Al tender una mano a quien más lo necesita, los voluntarios y donantes de Cáritas no solo alivian el dolor, sino que experimentan la verdad de las palabras de Jesús: “Todo lo que hicieron a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicieron” (Mateo 25.40).
De esta forma, Cáritas no constituye solo una organización asistencial, sino un testimonio vivo de la caridad cristiana, una vía tangible para encontrar y servir a Jesús en el corazón de la humanidad, respetando fielmente la libertad y la dignidad de la persona humana.
