PASTORAL ABORIGEN EN CLAVE SINODAL
Agradecemos el aporte de Monseñor Scozzina en esta iluminación
 El Sínodo de la sinodalidad nos testimonia la experiencia del “sabor de ser Pueblo” (EG 268) y nos interpela a los animadores de la Pastoral Aborigen a profundizar la vocación a ser Pueblo de Dios “reunido de todas las tribus, lenguas, pueblos y naciones viviendo en contextos y culturas diferentes” (Sínodo, DF 17).
 El Sínodo de la sinodalidad nos testimonia la experiencia del “sabor de ser Pueblo” (EG 268) y nos interpela a los animadores de la Pastoral Aborigen a profundizar la vocación a ser Pueblo de Dios “reunido de todas las tribus, lenguas, pueblos y naciones viviendo en contextos y culturas diferentes” (Sínodo, DF 17).
La carta al Pueblo de Dios del Papa Francisco ha de inspirar el camino de la Pastoral Aborigen en la construcción de una Iglesia sinodal: “Es imposible imaginar una conversión del accionar eclesial sin la participación activa de todos los integrantes del Pueblo de Dios. Es más, cada vez que hemos intentado suplantar, acallar, ignorar, reducir a pequeñas élites al Pueblo de Dios construimos comunidades, planes, acentuaciones teológicas, espiritualidades y estructuras sin raíces, sin memoria, sin rostro, sin cuerpo, en definitiva, sin vida.” (Carta al Pueblo de Dios, 2018).
La conversión sinodal exige superar la mirada colonialista que condicionó muchas etapas del proceso de evangelización de la Iglesia en América Latina. En nuestra patria sostenida por los relatos y justificaciones de las campañas militares de ocupación de los territorios en el momento de la consolidación del territorial del Estado-nación a partir de fines del siglo XIX. Implica renunciar al colonialismo y cuidar que no crezca esa mirada que excluye y criminaliza a los pueblos originarios.
 Una mirada sinodal que valora y acepta los rostros diversos con igual dignidad y reconocimiento de sus derechos, exige una Iglesia que asuma cordialmente el reconocimiento y aprecio de los valores propios de su cultura, tan útiles hoy para generar una sociedad más humana y una patria más integrada. Por ello, defiende y sostiene el reconocimiento que da la Constitución Nacional Artículo 75, inciso 17 y el Convenio 169 de la OIT respecto a los derechos de las comunidades.
Una mirada sinodal que valora y acepta los rostros diversos con igual dignidad y reconocimiento de sus derechos, exige una Iglesia que asuma cordialmente el reconocimiento y aprecio de los valores propios de su cultura, tan útiles hoy para generar una sociedad más humana y una patria más integrada. Por ello, defiende y sostiene el reconocimiento que da la Constitución Nacional Artículo 75, inciso 17 y el Convenio 169 de la OIT respecto a los derechos de las comunidades.
Ello implica nuevas actitudes que brotan de la cercanía cordial que escucha y aprende de la sabiduría de los pueblos originarios y de sus espiritualidades. Supone una capacidad de diálogo entre los saberes de los pueblos originarios y los conocimientos de las ciencias. Actitudes de respeto, escucha y apertura para un intercambio fecundo en la integración de saberes.
Es un desafío para la misión de los Equipos Diocesanos de Pastoral Aborigen (EDIPas) en cada diócesis: llevar el anuncio del Reino a todos los pueblos y culturas. Nos insistirá el Papa Francisco que es una presencia “con ojos de misioneros, porque el amor que el Espíritu Santo puso en nosotros nos impulsa al anuncio de Jesucristo; un anuncio —todos sabemos— que no se tiene que confundir con proselitismo, pero nos acercamos a considerar la realidad amazónica, con este corazón pastoral, con ojos de discípulos y misioneros porque nos apura el anuncio del Señor”. (Discurso de Apertura del Sínodo Amazonía)
Para una Iglesia sinodal es un reto profundizar procesos de inculturación y reconocer que otros pueblos puedan ser sujetos creadores de una cultura cristiana, llevaría a “descentrar” culturalmente la Iglesia. Eso es algo todavía pendiente, y que Francisco reclamó vehementemente en Evangelii Gaudium bajo el título “Un pueblo con muchos rostros” (EG115-118). “La inculturación es la encarnación del Evangelio en las culturas autóctonas y al mismo tiempo la introducción de estas culturas en la vida de la Iglesia. En este proceso los pueblos son protagonistas y acompañados por sus agentes y pastores.” (Sínodo Amazonía, DF 51).
+ Fray Luis Antonio Scozzina ofm
Obispo de la Nueva Orán
Presidente Comisión Episcopal Pastoral Aborigen
Orán, 22 de octubre de 2025
 
			 
		
