sábado, julio 19, 2025
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Comisión Nacional de Justicia y Paz

Planificación 2025 - 2027

Lema: «Peregrinar desde el Jubileo de la Esperanza a la Serenidad de la Confianza»

La Comisión Nacional de Justicia y Paz (CNJP) es un organismo instituido por la Conferencia Episcopal Argentina (CEA)

Propósito General

La Comisión Nacional de Justicia y Paz busca inspirar y sostener el compromiso mediante la acción transformadora, la fe encarnada y el compromiso con la justicia, la paz y la dignidad humana.

Objetivos Generales

  1. Estudiar y promover todo lo que concierne a la justicia y a la paz, para que la sociedad alcance plena conciencia de la dignidad, derechos y deberes de todas y cada una de las personas y se proponga un desarrollo humano integral y el cuidado de la creación, conforme el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia.
  2. Contribuir a la formulación de políticas públicas, mediante al diálogo y al consenso de los diversos sectores de la sociedad argentina, con el objetivo de trabajar juntos construyendo una Argentina solidaria e integrada, en las que todos los habitantes tengan tierra, techo y trabajo.
  3. Atender particularmente la situación de los excluidos, los pobres, las víctimas de la violencia, los desempleados, los que deben trabajar en condiciones indignas, las víctimas de la trata de personas y todas las demás personas cuya dignidad sea vulnerada.
  4.  Difundir los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.
  5. Desarrollar una conciencia evangélica y comprometida.
  6. Promover habilidades para una acción transformadora.

Objetivos Específicos:

  • Análisis de la realidad: comprender causas estructurales de injusticia y estudiar posibles soluciones.
  • Formación en valores: solidaridad, responsabilidad, sensibilidad por la paz, compromiso por la justicia, defensa hacia las personas más débiles y socialmente frágiles reconociendo la condición fraterna del ser humano y su dignidad.
  • Acción transformadora: escucha activa, trabajo en equipo y superar las barreras ideológicas y partidarias por medio del ejercicio de la amistad social.
  • Ciudadanía activa: motivar la participación con inspiración cristiana e incidir en el dialogo constructivo.
  • Espiritualidad: retiro anual como fuente de fortaleza y ocasión de discernimiento para la construcción de la justicia y la promoción de la paz.

Impacto Esperado:

  • Contribuir con informes y propuestas a la CEA.
  • Fortalecer la participación de los laicos en la Iglesia.
  • Ser testimonio e inspiración de compromiso y servicio.

Fundamento Doctrinal

Basado en:

    • Praedicate Evangelium: Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral.
    • Evangelii Gaudium: dimensión social de la evangelización.
    • Principios orientadores:
      • El tiempo es superior al espacio
      • La unidad prevalece sobre el conflicto
      • La realidad es más importante que la idea
      • El todo es superior a la parte

Autoridades CNJP

  • Obispo Responsable: Mons. Dante Braida
  • Presidenta: Ayelén Tomasini
  • Vicepresidente: Enrique Del Percio

Método de trabajo:

Reuniones mensuales de plenarios con todos los miembros y equipos liderados por miembros de la comisión con dinámica propias.

Destinatarios

  • Comisión Episcopal de Pastoral Social
  • Conferencia Episcopal Argentina (CEA)

Objetivos Generales

  1. Irradiar los principios y enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia relacionados con la justicia, la paz y la dignidad humana.
  2. Fomentar una conciencia crítica y comprometida con la realidad social y política, inspirada en los valores del Evangelio y la enseñanza social católica.
  3. Desarrollar habilidades y competencias para la acción transformadora y la promoción de la justicia y la paz en diferentes contextos y ámbitos de la vida.

Objetivos Específicos

  1. Análisis de la realidad social: Identificar y analizar las causas estructurales de la injusticia y la violencia, así como las oportunidades y desafíos para la promoción de la paz y la justicia.
  2. Formación en valores y principios: Profundizar en la comprensión de los valores y principios de la Doctrina Social de la Iglesia, como la dignidad humana, la solidaridad, la subsidiariedad, la participación, la responsabilidad empresarial y la opción preferencial por los pobres.
  3. Desarrollo de habilidades para la acción: Adquirir habilidades prácticas para la acción transformadora, como la resolución de conflictos desde el diálogo oportuno y escucha activa, la amistad social, la comunicación cuidada y el trabajo en equipo.
  4. Promoción cristiana desde una ciudadanía activa y responsable: Fomentar una cultura de participación ciudadana activa y responsable, inspirada en los valores de la justicia, la paz y la solidaridad.
  5. Fortalecimiento de la espiritualidad y la oración: Profundizar en la espiritualidad y la oración como fuente de inspiración y fortaleza para la acción en favor de la justicia y la paz. Concretar un retiro anual.

Objetivos de Impacto

  1. Contribuir a la transformación social: Aportar informes a la CEA con las realidades laicales para la construcción de una sociedad más justa, pacífica y solidaria, inspirada en los valores del Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia.
  2. Fortalecer la comunidad eclesial: Fortalecer la comunidad eclesial en su compromiso con la justicia, la paz y la solidaridad, y fomentar la colaboración entre los equipos de la CNJP y las diferentes instituciones y organismos eclesiales.
  3. Inspirar a otros: Ser un testimonio y una inspiración para otros en la promoción de la justicia, la paz y la solidaridad, y fomentar una cultura de compromiso y servicio.

Citas textuales de Evangelium Gaudiem

  1. El Reino que se anticipa y crece entre nosotros lo toca todo y nos recuerda aquel principio de discernimiento que Pablo VI proponía con relación al verdadero desarrollo: «Todos los hombres y todo el hombre»[145]. Sabemos que «la evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre»[146]. Se trata del criterio de universalidad, propio de la dinámica del Evangelio, ya que el Padre desea que todos los hombres se salven y su plan de salvación consiste en «recapitular todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo» (Ef 1,10). El mandato es: «Id por todo el mundo, anunciad la Buena Noticia a toda la creación» (Mc 16,15), porque «toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios» (Rm 8,19). Toda la creación quiere decir también todos los aspectos de la vida humana, de manera que «la misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño»[147]. La verdadera esperanza cristiana, que busca el Reino escatológico, siempre genera historia.

 

  1. A veces se trata de escuchar el clamor de pueblos enteros, de los pueblos más pobres de la tierra, porque «la paz se funda no sólo en el respeto de los derechos del hombre, sino también en el de los derechos de los pueblos»[154]. Lamentablemente, aun los derechos humanos pueden ser utilizados como justificación de una defensa exacerbada de los derechos individuales o de los derechos de los pueblos más ricos. Respetando la independencia y la cultura de cada nación, hay que recordar siempre que el planeta es de toda la humanidad y para toda la humanidad, y que el solo hecho de haber nacido en un lugar con menores recursos o menor desarrollo no justifica que algunas personas vivan con menor dignidad. Hay que repetir que «los más favorecidos deben renunciar a algunos de sus derechos para poner con mayor liberalidad sus bienes al servicio de los demás»[155]. Para hablar adecuadamente de nuestros derechos necesitamos ampliar más la mirada y abrir los oídos al clamor de otros pueblos o de otras regiones del propio país. Necesitamos crecer en una solidaridad que «debe permitir a todos los pueblos llegar a ser por sí mismos artífices de su destino»[156], así como «cada hombre está llamado a desarrollarse»[157].

 

  1. Pero queremos más todavía, nuestro sueño vuela más alto. No hablamos sólo de asegurar a todos la comida, o un «decoroso sustento», sino de que tengan «prosperidad sin exceptuar bien alguno»[159]. Esto implica educación, acceso al cuidado de la salud y especialmente trabajo, porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida. El salario justo permite el acceso adecuado a los demás bienes que están destinados al uso común.
  2. La paz tampoco «se reduce a una ausencia de guerra, fruto del equilibrio siempre precario de las fuerzas. La paz se construye día a día, en la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre los hombres»[179]. En definitiva, una paz que no surja como fruto del desarrollo integral de todos, tampoco tendrá futuro y siempre será semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia.

Justicia y Paz