sábado, julio 19, 2025
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Pastoral de Ecología Integral

Obispo Referente: Monseñor Matías Vecino, obispo auxiliar de Santa Fe

Presidenta de la Comisión: Silvina Frana

Contacto: silvinafrana@gmail.com

La ecología integral, tal como se presenta en la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco, es un concepto que enfatiza la interconexión entre los problemas ambientales, sociales, económicos y humanos. Francisco nos ayuda a superar el concepto de “medio ambiente”.

Cuando se habla de «medio ambiente», se indica particularmente una relación, la que existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados… No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza. (LS139)

La ecología integral considera que todos los aspectos de la realidad están íntimamente relacionados, que una crisis en un área afecta a las demás y que “los problemas actuales requieren una mirada que tenga en cuenta todos los factores de la crisis mundial”, por eso nos propone detenernos a “pensar en los distintos aspectos de una ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales” (LS137).

Conceptos clave de la ecología integral en Laudato Si’:

  • Interconexión:

Reconoce que los problemas ambientales, sociales y humanos están intrincadamente ligados y no pueden abordarse de manera aislada.

  • Cuidado de la casa común:

La Tierra es considerada como nuestra «casa común», un hogar que compartimos y debemos cuidar.

  • Diálogo y colaboración:

Fomenta el diálogo entre diferentes formas de conocimientos (teología, filosofía, ciencias naturales, economía, política, sabidurías ancestrales, etc.) y entre personas de diferentes orígenes y creencias  para encontrar soluciones integrales.

  • Conversión ecológica:

Implica cambios  profundos de vida,  en la forma en que vemos y nos relacionamos con el mundo, las formas de producción y consumo, pasando de una actitud de explotación a una de contemplación,  cuidado y responsabilidad tanto con las actuales como con las futuras generaciones.

  • Justicia social:

La ecología integral no puede separarse de la justicia social, ya que los problemas ambientales a menudo afectan más a los más pobres y vulnerables.

Por otra parte, Francisco dedica todo un capítulo de Laudato si’ para desarrollar cinco dimensiones de la ecología integral:

  1. Ecología espiritual, ambiental, económica y social: Francisco destaca que la ecología integral es espiritual, ambiental, económica y social. La protección del ambiente es parte indispensable del «auténtico desarrollo» económico y social; no deben considerarse aislada sino integralmente. Los problemas ambientales son inseparables del análisis de los distintos ámbitos de desarrollo humano: personal, familiar, laboral, urbano, rural, comunitario y de la relación de cada persona consigo misma, con los demás, con su entorno y con Dios.. Existen múltiples interacciones entre los ecosistemas naturales y los diversos mundos de referencia social. Así se manifiesta una vez más que «el tiempo es superior al espacio» (EG 222-225), que «la unidad prevalece sobre el conflicto» (EG 226-230), que «la realidad es más importante que la idea» (EG 231-233),  y que «el todo es superior a la parte» (EG 234-237).
  2. Ecología cultural. No se trata de cuidar sólo el patrimonio natural, sino también el histórico y cultural que son amenazados de diferentes formas. Se trata de defender la identidad de cada territorio, por eso la ecología integral asume la historia de los pueblos, su cultura y sus modos de habitar. Francisco nos alerta que resulta indispensable respetar y aprender de las tradiciones culturales de los pueblos originarios “que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios. Para ellos, la tierra no es un bien económico, sino don de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el cual necesitan interactuar para sostener su identidad y sus valores. Cuando permanecen en sus territorios, son precisamente ellos quienes mejor los cuidan. Sin embargo, en diversas partes del mundo, son objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para proyectos extractivos y agropecuarios que no prestan atención a la degradación de la naturaleza y de la cultura.” (LS 146)

III. Ecología de la vida cotidiana. Resulta indispensable partir de las condiciones concretas de existencia de cada comunidad, particularmente de las que sufren mayor vulneración, para analizar la ecología de la vida cotidiana. Es una dimensión esencial a cuidar a la hora de pensar los modos en que nos organizamos para la vida, los espacios y el tipo de habitabilidad que proyectamos. Francisco señala que una gran parte de la población mundial vive en condiciones de hacinamiento y descarte, pero que, “sin embargo… quiere insistir en que el amor puede más. Muchas personas en estas condiciones son capaces de tejer lazos de pertenencia y de convivencia que convierten el hacinamiento en una experiencia comunitaria donde se rompen las paredes del yo y se superan las barreras del egoísmo” (LS 149). Son las experiencias de salvación comunitaria que con creatividad y amor mejoran asombrosamente las condiciones de existencia, de las que tanto tenemos que aprender.

  1. El principio del bien común. El bien común es otra característica de la ecología integral, presupone el respeto a la persona humana con derechos básicos e inalienables ordenados a su desarrollo integral. Reclama el bienestar social y el desarrollo de los diversos grupos intermedios, aplicando el principio de la subsidiariedad. “Finalmente, el bien común requiere la paz social, es decir, la estabilidad y seguridad de un cierto orden, que no se produce sin una atención particular a la justicia distributiva, cuya violación siempre genera violencia. Toda la sociedad –y en ella, de manera especial el Estado– tiene la obligación de defender y promover el bien común” (LS 157). En un mundo en una crisis, con tantas inequidades, se impone el llamado a la solidaridad universal y la opción por los más pobres.
  2. Justicia entre las generaciones. Se trata aquí de la solidaridad intergeneracional. Francisco interpela a la humanidad preguntando no sólo qué mundo queremos dejar a las generaciones que nos sucederán, sino el sentido de estar en el mundo, de este paso por la vida en la casa común.

En resumen, la ecología integral en Laudato Si’ es un llamado a la acción para cuidar de nuestra casa común, reconociendo la interdependencia de todos los aspectos de la realidad y promoviendo un desarrollo sostenible que beneficie a todos, pero especialmente a los más necesitados. “Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático. De otro modo, aun las mejores iniciativas ecologistas pueden terminar encerradas en la misma lógica globalizada. Buscar sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas y esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial”. (LS 111)

“El concepto de ecología integral es una intuición que ya estaba latente en sus antecesores pero será el Papa Francisco el que lo proponga como un paradigma ético y espiritual”

El llamado de Francisco a toda la familia humana para abordar este desafío en el contexto de la crisis civilizatoria más profunda que haya vivido la humanidad, nos interpela profundamente.

Al formar parte de una única familia humana interdependiente, las decisiones y el comportamiento de uno de sus miembros tienen profundas consecuencias en los demás, especialmente en los más vulnerables.

Con el nuevo paradigma del cuidado y desde la «ecología integral», el Papa Francisco  propone una nueva visión y un nuevo enfoque basados en un cambio de perspectiva que:

1) destaque la inseparabilidad de «la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior» (LS, 10);

2) «recupere los diferentes niveles de equilibrio ecológico integral: el interior, con uno mismo; el solidario, con los demás; el natural, con todos los seres vivos; el espiritual, con Dios» (LS, 210);

3) tome conciencia de la responsabilidad del ser humano, de cada uno de nosotros, hacia uno mismo, hacia el prójimo, hacia la sociedad, hacia la creación con todas sus criaturas,  y hacia el Creador.

4) una invitación a  la fraternidad universal no sólo entre nosotros como humanidad sino además, con toda la naturaleza. Por eso descubrimos la hermana agua, por ejemplo, y reconocemos a nuestra hermana madre tierra que nos cobija y nos contiene. La fraternidad fortalece lazos horizontales, de paz, de amor, de solidaridad, entre nosotros y con toda la creación, de cuidado, de servicio, de respeto por derechos para la construcción de la paz. Nunca de dominación.

Este cambio de perspectiva, resultado de una toma de conciencia progresiva, apunta a la necesidad de un nuevo paradigma espiritual, económico, ambiental y social más resiliente e integrador: esta es la gran apuesta que es en realidad una revolución cultural que traerá consigo un cambio de hábitos de vida, a nivel individual, familiar, comunitario y social. Esta «reorientación» debe pivotar sobre tres «faros de conciencia», que debemos fortalcer: porque «hace falta la conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos» (LS 202)

 

Iluminados por estos faros, es posible promover nuevas actitudes y estilos de vida.

 

La Comisión de Ecología Integral de la Pastoral Social de la CEA se propone promover esta visión y propender a acompañar o gestar acciones pastorales que, desde esta perspectiva, logren incidir en la transformación de la realidad concreta de las comunidades con las que tome contacto.

Si «los desiertos exteriores se multiplican en el mundo porque se han extendido los desiertos interiores», la crisis ecológica es un llamado a una profunda conversión interior. […] Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana. (LS 217)

Con ocasión del décimo aniversario de la carta Laudato Si’ (2025), el papa León XIV, …,resaltó que Laudato Si’ “enseñó a oír el doble grito de la Tierra y de los pobres”, y notó su fama muy grande y su habilidad para motivar muchas medidas alrededor del mundo. Este reconocimiento es un punto clave que insta a las Iglesias del Sur Global …, a mejorar su compromiso con el reclamo socioambiental que une justicia ecológica y social, fortaleciendo una espiritualidad completa que pone la conversión ecológica como centro del testimonio cristiano en el presente.

UN LLAMADO POR LA JUSTICIACLIMÁTICA Y LA CASA COMÚN

CONVERSIÓN ECOLÓGICA, TRANSFORMACIÓN Y RESISTENCIA A LAS FALSAS SOLUCIONES

(CELAM,SECAM y FABC; 2025; p.14)

 

Ecología Integral