Muy temprano, en la mañana, comenzó la jornada del Domingo 10 con más resonancias y alegrías de encuentros y de haber sentido la cercanía de Francisco como Padre y Pastor.
Se inició con una reflexión espiritual de Monseñor Braida, presidente de la CEPAS en la que destacó puntos claros que nos enseña Francisco para vivir la esperanza:
1. Cultivar un fuerte vínculo con Dios. Aprender a parar, a hacer pausas que me permitan tomar conciencia de que somos limitados y necesitados de Dios y de los demás. Tomar conciencia de lo que hacemos y cómo lo hacemos. De lo que está bien y de lo que tiene que cambiar
- Asumir y vivir con entrega la dimensión social de la fe. Así como expresamos la fe en la oración y participando de una misa, o del culto, o realizando una procesión o peregrinación tenemos que expresarla también en la vida cotidiana, en nuestras responsabilidades y vínculo de cada día.
Además señaló signos de los tiempos que pueden transformarse en signos de esperanza:
- Un signo de estos tiempos es la baja de la natalidad en todo el mundo, también en nuestro país y en nuestras provincias. Ante esta realidad un signo de esperanza es una mujer embarazada.
- Un signo de estos tiempos es la situación de muchos presosque padecen condiciones de alojamiento indecentes. Un signo de esperanza será que los gobiernos y las comunidades asuman iniciativas que devuelvan la esperanza a los detenidos a través condiciones dignas para el alojamiento y respeto de los derechos humanos.
- los enfermos que están en sus casas o en los hospitales. Su atención y acompañamiento, ayudar para que sus sufrimientos puedan ser aliviados con la cercanía de las personas que los visitan y el afecto que reciben.
- los jóvenes que, con frecuencia, ven que sus sueños se derrumban. No podemos decepcionarlos –dice Francisco- en su entusiasmo. Es hermoso verlos liberar energías, por ejemplo cuando se comprometen voluntariamente en las situaciones de catástrofe o de inestabilidad social.
- Un signo de esperanza son las instituciones que se fueron creando para aprender y atender estas realidades: granjas de recuperación, Hogares de Cristo, Fazenda, Cenáculo, programas del gobierno que asisten a diferentes dispositivos.
- Los ancianos que cada vez son más, la vida se prolonga. A menudo experimentan soledad y sentimientos de abandono. Dice el papa Francisco: valorar el tesoro que son, sus experiencias de vida, la sabiduría que tienen y el aporte que son capaces de ofrecer.
- esperanza para los pobres, que carecen con frecuencia de lo necesario para vivir. Frente a la sucesión de oleadas de pobreza siempre nuevas, existe el riesgo de acostumbrarse y resignarse… Encontramos cada día con personas pobres o empobrecidas que a veces pueden ser nuestros vecinos que a menudo no tienen una vivienda, ni la comida suficiente para cada jornada, o sufren la exclusión y la indiferencia de muchos. Es escandaloso que, en un mundo dotado de enormes recursos…, los pobres sean la mayor parte […]. Nos dice también Francisco: No lo olvidemos: los pobres, casi siempre, son víctimas, no culpables.
Podemos preguntarnos ¿Cuáles son esas realidades con las cuales convivo que necesitan ser transformadas en Signos de Esperanza con nuestra ayuda personal o comunitaria?
A continuación, se trabajó en grupos sobre estos signos de esperanza y la realización concreta de los mismos para generar una amistad social.
Finalmente se desarrolló la misa, presidida por monseñor Braida y acompañado por los obispos Colombo, Bokalic, Liébana, Tissera, Giobando, Vecino y Canavó. en ella Monseñor Braida animó a seguir caminando en sinodalidad con los pobres en el centor. Monseñor Colombo, preseidente de la CEA, agradeció la realización de este encuentro y dejó su saludo en nombre de todos los obispos argentinos.
Al concluir la Misa se leyó el documento final de la Semana Social