El reconocido periodista marplatense Ricardo Rivas fue testigo, en 1984, de los inicios de la Semana Social, encuentro organizado por la Pastoral Social y la Diócesis de Mar del Plata. Aquí nos cuenta lo vivido y sembrado en aquel momento
La memoria me recuerda que, cuando la primera Semana Social en Mar del Plata -desde algunos meses antes- para ser más preciso, el entonces presidente de la CEPAS, el fallecido obispo Justo Laguna, tomó contacto con algunos pocos periodistas para decirnos que con esa actividad -«que no se hizo nunca»- la Iglesia procura «aportar a la primavera democrática» que, desde diciembre del 83, transitaba la Argentina.
Muy cerca de Laguna, por entonces, estaba el monseñor Rodolfo Bufano, también fallecido, quien tenía enorme cercanía con los movimientos obreros argentinos; y, el obispo de San Isidro, Jorge Casaretto (actual emérito) hasta poco tiempo atrás en la Diócesis de Rafaela.
Quienes fuimos convocados para comentarnos la iniciativa nos sorprendimos moderadamente porque los tres mencionados -a la luz de aquel gran documento que el episcopado argentino emitió en 1981 titulado «Iglesia y Comunidad Nacional»- procuraban profundizar la relación no sólo de la Iglesia con la sociedad civil sino construir una vincularidad social transversal más allá del Evangelio.
Se decidió realizar aquella actividad de la CEPAS en Mar del Plata cuyo obispo era Rómulo García -luego arzobispo de Bahía Blanca- quien había sido designado en el cargo en 1976 -después que «para salvar la vida» (creo que en la primavera de 1975)- SS Juan Pablo II trasladara al obispo Eduardo Francisco Pironio a Roma porque aquí, la banda de ultraderecha Triple A intentaba asesinarlo. De hecho, su secretaria, «Coca» Maggi fue desaparecida desde su domicilio parental y luego muerta sometida a tortura y fusilamiento.
En la Semana Social aquella, no faltó nadie. Algunos y algunas de corazón. Otros y otras (aunque eran los menos que nunca faltan) fueron para ver qué hacíamos. Creo necesario señalar, más allá de aquel clima de «primavera democrática» que describían Laguna, Bufano y Casaretto, aquellos tiempos cuando los terroristas de Estado tenían todavía mucho poder, añadieron complejidad a organización de aquel encuentro. Tal vez por ello, bien decidieron los organizadores que se realizara en el Hotel 13 de julio de la obra social obrera del Sindicato de Luz y Fuerza porque en los establecimientos privados las tarifas eran muy altas. Inalcanzables.
Los más relevante de aquella primera edición fue, justamente, la construcción de un espacio contenedor porque la enorme mayoría de quienes allí estuvimos -con mayor o menor cercanía con la tragedia que fue la dictadura cívico-militar y sus múltiples consecuencias- no disponíamos de ámbitos adecuados para re-conocernos y re-vincularnos porque, penosamente, muchas y muchos de aquellas y aquellos con los que compartíamos militancias fueron víctimas de desapariciones forzadas.
Enorme fue la cooperación que en el antes, durante y después de la actividad Adolfo Pérez Esquivel (92), Premio Nobel de la Paz 1980.
¡Gracias Ricardo por tu memoria viva!